El Espejo: El precio de nacer estrellado

El precio de nacer estrellado

En la inmensidad del tiempo,
Fuiste a dormir junto a la vida.
Donde te roban los sueños
Donde el mal anida,
¿Acaso hay un final, para tu destino gris?

Saltando por los muros,
Vas cantando un nombre
La voz se te hace un ronquido,
y esperas solo el olvido
¿Será que el dolor, se anudo a tus pies?

Un simple cerebro frío
Con un corazón caliente
Al que nunca diste una mirada
y no tuviste confianza
¿Alguna vez tu Dios, se intereso por mi?

Recorriendo los senderos
Vas dejando los latidos
Fusilando anhelos
Quemando tus sentidos.
¿Podrás recuperar, lo que nadie te dió?

Y la vista se te ciega,
Cuando encontras en el camino
Tanta gente consumida
En las llamas del descuido,
¿Podrás sobrevivir si lo que te falta es amor?

Y las luces te incendian,
Y no puedes observar
Que de todo lo hermoso
el recuerdo te vas a llevar
¿Habrá lugar para tu sol mas allá del mar?

Nunca tuviste miedo,
Estas acostumbrado,
A que todo lo que quieras
Te cueste demasiado
¿El alivio vendrá cuando ya no sientas más...?

…El alivio vendrá,
Cuando aprendas a cuidar,
Tu libertad... por que hoy...
La libertad cuesta demasiado…

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Instantaneos

Esa simpleza que parece Dios escatimar, y esos deseos difíciles de controlar, pero controlables al fin, todos unidos en algo, y ese algo esperando a que, con la llave maestra se desate la caja de Pandora. Eso buscábamos, atentos, pero parece que carece de plazas ya, la universidad del error, en donde no se gradúan quienes tienen fe.
Fe o esa maldita paranoia de creer que las cosas cambian, de que las cosas son distintas, de que en algún lugar encontraremos esos ojos que digan “Es cierto”, simplemente eso. Pero son las mismas palabras, repetidas unas tras otras, y la música de fondo es siempre la misma. ¿Por qué? Porque no cambia, y a pesar de todo se desgasta, y en cada intento se hace mas difícil, difícil de creer, o difícil de probar, y todas esas imágenes que se aparecen encimadas en la cabeza, se parecen, y cada una prueba que la anterior era mejor, que más que a la razón hay que obedecer al instinto, por que es lo que nos mantiene vivos. Pero que culpa tenemos si a la primera carrera, la abandonamos por querer ver más, mas allá, y quizás no era para nosotros ese más allá. Nos empujaron, el deseo, y la propia estupidez. Y costo demasiado entender que por subir la apuesta perdimos todo, y se tarda mucho menos en caer. Y son de esas caídas de las que no nos tendríamos que haber levantado, por que enseñan demasiado.
Osado, esa es la palabra, o estúpido, es lo mismo, a estas alturas es lo mismo.
No merecíamos todo, tampoco lo pedimos, solo lo justo. Pero el pasado atormenta. Porque siempre se repite, lamentablemente, y solo queda resignarse, y dejarse llevar, por que no todo el que yerra carece de dirección, y serán destinos diferentes, o varios a la vez, y seguramente serán distintos los caminos aunque sea la misma música, la misma sonrisa, y hay cosas que por mas que quieran borrarse están grabadas, y la mayoría de esas cosas nos dan asco, repugnancia, y miedo.
Primeros, últimos, hoteles de paso, realmente dan asco, pero el dolor es mas terrible por que somos nosotros los que elegimos dejar ahí nuestras cosas, y elegimos mal, siempre, siempre equivocados, haciéndole caso a esas voces que susurran veladas detrás de la nuca y nos hablan de magia, de salvación, de posibilidades y molestan zumbando al oído, tanto que desesperan, y nos arrojan nuevamente a intentar el mas allá, y nos cuesta tanto, tanto nos duele, nos mata tanto, que nos damos cuenta cuando nuevamente caemos en el error, de querer saberlo todo, de poseerlo todo..¡Cuando ya lo perdimos en la primera vuelta!.
Y es demasiado extraño, que, a pesar de todo, todos los días buscamos, encontrar la simpleza que Dios escatima, y ser dueños de la única llave, para ver si todavía existen esos ojos…y nos digan que… “Es cierto”.

El precio de nacer estrellado

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Frente al espejo, se cae la careta, se acaba el poder...

Rocambole...

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