después de haber quemado las naves.
Y se preguntaba que hacía allí, tan solo, tan perdido, tan distante.
¿Habrá sido el despecho, que lo empujó a actuar sin pensar?
Cada ola que se envuelve en su tobillo, lo atrofia más,
Y el general que manda, apuntando con su dedo.
¡Llegó la hora de matar!
Sera que nadie entiende,
El nació para el mar.
:)
Nana