El chistaba desde su mesa de estudio, y no hacía mas que mover la mano en señal de hostil despedida, para que su padre, un hombre de campo, se retirara y le dejara con sus problemas.
Su padre murió, así era la vida, nunca le dió mayor importancia, seguía ocupado en sus problemas.
Se encontraba en una dificultosa instancia, y aún se comportaba de esa manera que no soportaba, ansiosa y nerviosa ante los problemas de su vida académica.
Así pasó el tiempo, y a poco de no poder soportarlo, decidió ir a un psicólogo, un hombre de estudios que sabe de esas cosas, quién de paso se ganó una cuantiosa suma de dinero. Este en su ultima visita, le dijo: "Usted tiene ansiedad, sea un poco mas paciente, ahí esta el problema, y tómese estos medicamentos ".
Así pasó el tiempo, y a poco de no poder soportarlo, decidió ir a un psicólogo, un hombre de estudios que sabe de esas cosas, quién de paso se ganó una cuantiosa suma de dinero. Este en su ultima visita, le dijo: "Usted tiene ansiedad, sea un poco mas paciente, ahí esta el problema, y tómese estos medicamentos ".
Años después, con una úlcera enorme en el estómago, subió al estrado en donde proclamaría un discurso importante, y dijo: "La causa de que yo haya llegado a estas conclusiones que hoy me coronan con el premio Nobel, fueron dos: estas pastillas,- dijo elevando un frasquito color azul-... y mi psicólogo. Que después de casi veintemil dolares en terapia y medicamentos, me hicieron entender, lo que mi padre me repetía gratis desde el marco de mi habitación... tenía que ser un hombre paciente, si queria ser un gran hombre."
Por que siempre vale mas. Siempre.
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