Que de realidad y de raigambre, no tiene nada que contar
Dejémoslo para otros cuentos, mejor,
y vivamos, dejandolo todo pasar,
porque…
Somos como el ancla, fastidiada de espera,
en un barco que nunca zarpará mas allá
Cuya tripulación se vio vencida por la superstición,
y abandonó la historia mucho antes de naufragar.
Somos como el nido de un gorrión apresurado,
Que sin perturbarse de ello, del árbol caerá,
Cuyo futuro siempre fue dirigido por el pánico,
Y ninguna cría convaleciente podrá amparar,
Somos como la sonrisa del audaz vendedor,
En un transe desfavorable para los demás,
Cuyo trato será en pocas cuotas, y también
Es posible que un día te desanimes al pagar.
Somos como la ciudadela, siempre pétrea,
Que mira hacia el bosque, rasgado de oscuridad
Cuya frontera parece ser más inquebrantable,
Que nuestras murallas y su sutil majestuosidad,
Somos la desesperación y la tenaz indiferencia,
Somos la falsificación de una verdad desencajada
Somos el mal trago de la cortesana indulgencia,
Que nos obliga a ser lo que somos,
pura insuficiencia .
A mi voluntad.
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