Vueltas al sol.

Esos viajes dentro de una bolsa que se lleva el viento,

olor a sudor, que quedo en el trapo de aquel desvelo,

los otoños desinflados de atardeceres algo moribundos,

el veneno comprado cerca de mi casa por diversión,

las visitas a un entorno de derroche en el viejo catre,

rostros tristes que parecieran piedras de machacar,

gritos debajo de mi cama que me hacian desesperar,

mientras la fabrica me hacia guiños por el televisor,

las consultas al todopoderoso, y sus nulas respuestas,

un monton de hojas con cosas que nadie jamas imaginó,

la tapa de aquella torre de donde se tiraban los viejos,

aquel monte donde no se oian los voces de ningun amor,

y el banco que desde el micro siempre me recrimina,

esas palabras que dolieron mas que el mismo dolor,

donde un día ahí mismo deje atras todo para poder ver,

y me di cuenta que lo que dejé siempre pudo ser mejor,

el ensueño que me hace esperar cada minuto, cada día,

para saber si en algun momento la vida me sonreirá,

y arrancará esas letras que tanto necesito y necesitaré,

de tantas canciones dedicadas al mismisimo Dios de cartón,

el rostro de un niño, y sus hábiles súplicas de perdón,

por hacerme creer cosas que nadie nunca confirmará,

los momentos que compartimos en algun que otro rincón,

y todo lo que ya quedó atras, y nunca más volverá,

se resumen a las miles de veces en las que prefiero callar,

se resumen a las millones de veces en las que prefiero olvidar,

suponiendo entonces que no habrá nada más para contar,

adjudicando todo al destino misterioso y su caprichoso error,

de toda una vida que bien se lo que me va a costar asimilar,

el buscar en cada bendita esquina las respuestas del azar,

el suplicar con cada célula que sea por única vez algo real,

el seguir soñando despierto, y lograr sonreir al despertar,

y poder morir en tu pecho, satisfecho simplemente de estar.